El domingo pasado me dirigí a un lugar, que tenía más de 15 años que no visitaba. Esta vez la experiencia fue mil veces más intensa, ya que fuimos amigos, novia y bastante comida chatarra. La vez pasada fui con mi ¡maldita familia! Cómo recuerdo esos pinches viajes cuando íbamos en “familia” ¡eran espantosos!
¡Íbamos alrededor de 15 personas en un sólo vehículo! Obvio los adultos bien sentados y los niños por ser niños se chingan…
Aparte de meter 15 personas en una combi, metían también, el equipaje de las mismas, ah eso sí, los grandes llevaban las maletas llenas. Los niños solo llevábamos puras cosas primaverales porque obvio son niños…
En el transcurso del viaje mientras parábamos por pueblos, a los adultos se les ocurría comprar infinito número de pendejadas que podían ir en una combi ya llena de maletas y ¿Dónde creen que metían las cosas? ¡Debajo de los pies de los niños! al fin son niños…
Y para colmo el maldito conductor, mi tío, se aventaba un trayecto de alrededor de 2000 km en una sola sentada con todo y paradas, o sea alrededor de 26 hrs de claustrofobia en una pinche combi. Imaginen al peor de los microbuseros y siéntenlo a manejar en nuestra combi aún así la experiencia está muy por debajo de la realidad.
Ya no hablaré de dónde y cómo hacíamos nuestras necesidades. Ni tampoco de dónde comíamos porque el sólo recordarlo me da un asco inimaginable.
Lo que si les puedo decir es que viajar con los amigos es mucho mejor y la experiencia es más grata, aunque la música sí me recordaba aquellos viajes de horror
